Jesús Torres no se sentía maduro como para componer su ‘Concierto para violín’. Pero el momento ha llegado: lo estrena este jueves con ayuda de la Orquesta de la RTVE y el solista Miguel Borrego

El compositor Jesús Torres esboza una sonrisa en el primer ensayo con el violinista Miguel Borrego. Su Concierto para violín y orquesta, que se estrena el próximo jueves en el Teatro Monumental, cobra vida por vez primera ante sus oídos. Borrego salta octavas a golpe de arco en un pasaje cromático complejo y virtuosístico bajo una indicación de Dramático grabada en el primer movimiento por el compositor.

Torres sabe bien lo que hace, y que todo lo que está escrito en estos 20 minutos de partitura se puede tocar, porque también es violinista. “El concierto para violín me lo habían pedido desde hace muchos años, pero lo rechacé muy amablemente. No tenía la suficiente madurez como para afrontarlo”, explica Torres. Ahora sí que la tiene, y ha elegido a un amigo y apasionado por su obra para que interprete su concierto. Miguel Borrego, miembro del reputado Trío Arbós, presume de que su conjunto ha tocado el Trío de Torres unas 100 veces y que lo ha grabado otras tres. “Me identifico mucho con su obra. Me gusta la poesía que se puede sacar del violín, que está muy presente en la obra de Jesús”, explica el violinista.

Cuatro meses de escritura

Este concierto es fruto de cuatro meses de escritura, pero de muchos más de pensamiento. La obra iba tomando forma en la mente del compositor desde hace años, poco a poco iba construyéndose su arquitectura, iban apareciendo las melodías y los sentimientos. Una obra en la que admite que está él mismo, aunque le cuesta decir en qué. “Soy tímido y discreto, quien quiera conocerme que escuche mi música y sabrá cómo soy”, dice el compositor. Pero poco a poco va cediendo y lo va desvelando. “Mi música es luminosa, pero también hay en ella violencia. Como una erupción volcánica en forma de fogonazos de luz que filtran acordes perfectos”, comenta. Para el intérprete, hay algo más. “Este concierto me transmite expresividad, ganas de cantar”, explica Borrego.

Una de las ventajas —o no, depende de cómo se mire— de hacer un estreno es poder contar con el compositor para que te transmita cuál es su concepción de la obra. En este caso, poco hay que explicar: Torres es minucioso en las anotaciones y parece que no ha dejado nada en el aire a la hora de exponer cómo debe ser interpretado su concierto. Pianíssimo íntimo, con sordina, dramático… Todo está perfectamente detallado en la partitura. “Para que sepan qué era lo que tenía en mente cuando yo ya no esté”, comenta Torres. Y es que los papeles son algo imprescindible para este creador madrileño de adopción y maño de nacimiento que aún se aferra a sus páginas y rechaza lo digital. “He de admitir que soy un poco carcamal para esto. No necesito un ordenador para escuchar mi música, porque para eso tengo mi oído interno”, explica Torres. Y tampoco se ha visto tentado por probar cómo suena su obra en el violín, a pesar de ser su instrumento.

Para aquellos que se estén pensando si acercarse o no al Monumental el jueves, Miguel Borrego lanza una advertencia: “Es una obra que tiene mucho de tradición pero que no rechaza la vanguardia. Eso sí: no vamos a dar golpes en el violín ni a hacer ruidos”. Lo confirma el propio compositor, que aunque admite que “siempre existe una duda con una obra nueva porque no sabes lo que le va a parecer al público”, define su obra como “un gran canto”. “Es una obra muy personal, pero también continuadora de la tradición en cuanto a la escritura. Eso sí: es una obra de hoy, de 2012, de este período de síntesis en el que vivimos”, comenta.